Sobre aquello imperceptible que descubra, me movilice y emocione, dejare testimonios en este libro de a bordo; lo elaboré con la transparencia del cristal, para que pueda ser compartido, y procurar asi el nacimiento del ansiado dialogo....

domingo, enero 18, 2009

PARA QUIENES ME ALENTARON A VOLVER . . .


No te des por vencido, ni aún vencido,
no te sientas esclavo, ni aún esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y acomete feroz, ya mal herido.

Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.

Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua, y no la implora…

¡Qué muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza !

Pedro Bonifacio Palacios (Almafuerte)
Escritor y Poeta argentino

Nada podría haberme hecho sentir tan encumbrado; como un mataor en el ruedo;
o samurai en un duelo magistral, dejando danzar su katama con acordes cromáticos;
tal vez un señor feudal, desflorando codicioso, la doncella más hermosa y ansiada,
sí, mi naciente deleite, sólo podía compararse con la omnipotencia del que todo lo puede.

Pues torné traslúcidos con mi voluntad, los cristales opacados por un pasado distante,
percibiendo el hartazgo de monocordes lamentos; el puente al futuro parecía cercano,
y con paso marcial esta vez, lo encaré irguiendo mi figura, sintiendo aquél traje de luces,
o imaginando la expresión de mi maestro, henchido de orgullo al saberme triunfal en combate.

Elevé ahora mi rostro como en un rito sagrado, para comenzar mi auténtica ceremonia,
el agua tibia secaba en el piso, huellas de recuerdos que mis poros evanescían ante cada gota,
y luego de tanto tiempo, la tibieza húmeda que me invadía, parecía provenir de otras fuentes,
el vapor extinguió la figura de cierto rostro obsesionante, ahora era un espejo, y al fin me reflejó.

Me rasuré con esmero, temblando, como un adolescente, viviendo sensaciones con la espuma,
que acariciaba mi rostro rememorando deleites, pues ignoraba ya cómo era el roce de otra piel, y alborozado permití a la vida ostentar una nueva ninfa , y me sentí triunfador,
pero cómo actuaré, podré evitar abrazarla, durante nuestra primera cita, que tan sensualmente aceptó ??.

FERNANDO, EL NAVEGANTE DE MARES, RIOS Y SUEÑOS . . .