LA PESADILLA DE CIERTO VIAJE EN SUBWAY....
Tal vez no debí haber pensado aquélla noche, lo hermoso que estaría el centro de la ciudad, para ir a deslumbrarme con las luces de la Avda. Corrientes, hurgar algo especial en una librería, elegir alguna buena película en la calle Lavalle, o simplemente, dejarme aturdir por el bullicio de la gente deambulando de aquí para allá, y atenuar así los silencios de una vida hueca, donde las sinfonías de otros tiempos ya no logro percibir.
Desde luego, una vez más fue estéril esta tentativa de sumergirme en búsquedas mágicas que puedan sacarme de la intolerancia de la soledad.
Decidí después de caminar sin rumbo fijo, volver a mi casa; tal vez esa vecinita que me observa desafiante, hoy no me de vuelta la cara cuando me acerque una vez más procurando caerle simpático, pensé con esperanzada inocencia.
Cómo se hace para caer simpático, será posible !!
Las añoranzas, esas viejas compañeras de ruta que se han ido renovando a medida que la vida deja sus huellas, nunca me abandonan.
Tampoco lo hicieron cuando me senté para regresar, en el vagón del subte.
Las puertas estaban a punto de cerrarse, cuando inexplicablemente una imagen entrañablemente añorada, apareció como un milagro ante mis ojos luego que por alguna cruel burla del destino, un minuto antes había aflorado en mis recuerdos.
Allí estaba ella, más hermosa que nunca, con la misma fascinación que siempre ejerció sobre mis sentidos.
Yo ansiaba durante esos segundos en que nos observamos, explicarle tantas cosas a la vez, que me costaba emitir tan sólo alguna palabra.
Si hubiese podido gritarle que nunca dejé de amarla, que su perfume aún me embriagaba, que la extraño tanto, pero tanto.....
Sorprendido, mudo, inmóvil, pero feliz de tenerla de nuevo ante mí, llegué a percibir en ella un impulso que iluminó mi oscuridad existencial, como la luz de aquél amanecer que nos invadió frente al mar, después de un viaje hacia el cenit, el uno dentro del otro.
Sí, parecía que luego de reconocerme, algo quería expresar ella también; mi corazón comenzó a galopar, pues estaba casi seguro, que intentó incorporarse para estar más cerca mío.
Estaba tan linda esa noche, que una renovada esperanza de felicidad, que hacía tanto tiempo me había abandonado, se incrustó dentro mío y se instaló en el alma.
Pero invariablemente, mi bendito destino burlón me demostró que es verdad que ya está todo escrito en algún lugar, con antelación a los acontecimientos.
De pronto, sentí un estruendo estremecedor en medio de esa deslumbrante visión, de la vorágine de recuerdos que me invadían, e inexplicablemente, sin siquiera haber podido enviarle alguna señal de rigor ( - ¡¡¡ bajate en la próxima estación !!!! - gesticulando cual mimo) las implacables puertas de los vagones se cerraron al unísono, ante nuestras tristes miradas, y cada uno partió como impulsados, impotentes, hacia el destino final inaugurado hace unos 50 años quizás, en la Línea B de subterráneos.
Ella se me escapó de las manos hacia Leandro N. Alem, y yo me quedé solo una vez más yendo como un autómata hacia la otra estación terminal : Federico Lacroze.
Claro, qué tonto, debí aclarar antes lo que ahora ya es obvio. Ese destino burlón, hijo de mil putas, que nunca consigo que se ría mirando hacia otro lado, quiso que yo estuviese en un vagón, y ella en el de la formación contraria, sentados justo uno frente al otro, ventanillas de por medio, a escasos metros de distancia.
Esta pesadilla no me abandona, e incluso desde hace ya algunos años, abordo el convoy en la misma estación, el mismo día, a la misma hora, sentándome en el mismo asiento que aquélla noche, buscando desesperado a quien por segunda vez, en forma inexplicable, dejé que partiera para siempre.
Ahora vivo cada día de mi vida más angustiado que antes, pero eso sí, por las dudas, ya me aprendí de memoria todos los trucos de Marcel Marceau.
NOTA DEL AUTOR: Puede que se comprenda mejor ahora, la poesía anterior de una estrofa, escrita por supuesto, luego que renuncié a mis vanos intentos de vencer al destino.
Desde luego, una vez más fue estéril esta tentativa de sumergirme en búsquedas mágicas que puedan sacarme de la intolerancia de la soledad.
Decidí después de caminar sin rumbo fijo, volver a mi casa; tal vez esa vecinita que me observa desafiante, hoy no me de vuelta la cara cuando me acerque una vez más procurando caerle simpático, pensé con esperanzada inocencia.
Cómo se hace para caer simpático, será posible !!
Las añoranzas, esas viejas compañeras de ruta que se han ido renovando a medida que la vida deja sus huellas, nunca me abandonan.
Tampoco lo hicieron cuando me senté para regresar, en el vagón del subte.
Las puertas estaban a punto de cerrarse, cuando inexplicablemente una imagen entrañablemente añorada, apareció como un milagro ante mis ojos luego que por alguna cruel burla del destino, un minuto antes había aflorado en mis recuerdos.
Allí estaba ella, más hermosa que nunca, con la misma fascinación que siempre ejerció sobre mis sentidos.
Yo ansiaba durante esos segundos en que nos observamos, explicarle tantas cosas a la vez, que me costaba emitir tan sólo alguna palabra.
Si hubiese podido gritarle que nunca dejé de amarla, que su perfume aún me embriagaba, que la extraño tanto, pero tanto.....
Sorprendido, mudo, inmóvil, pero feliz de tenerla de nuevo ante mí, llegué a percibir en ella un impulso que iluminó mi oscuridad existencial, como la luz de aquél amanecer que nos invadió frente al mar, después de un viaje hacia el cenit, el uno dentro del otro.
Sí, parecía que luego de reconocerme, algo quería expresar ella también; mi corazón comenzó a galopar, pues estaba casi seguro, que intentó incorporarse para estar más cerca mío.
Estaba tan linda esa noche, que una renovada esperanza de felicidad, que hacía tanto tiempo me había abandonado, se incrustó dentro mío y se instaló en el alma.
Pero invariablemente, mi bendito destino burlón me demostró que es verdad que ya está todo escrito en algún lugar, con antelación a los acontecimientos.
De pronto, sentí un estruendo estremecedor en medio de esa deslumbrante visión, de la vorágine de recuerdos que me invadían, e inexplicablemente, sin siquiera haber podido enviarle alguna señal de rigor ( - ¡¡¡ bajate en la próxima estación !!!! - gesticulando cual mimo) las implacables puertas de los vagones se cerraron al unísono, ante nuestras tristes miradas, y cada uno partió como impulsados, impotentes, hacia el destino final inaugurado hace unos 50 años quizás, en la Línea B de subterráneos.
Ella se me escapó de las manos hacia Leandro N. Alem, y yo me quedé solo una vez más yendo como un autómata hacia la otra estación terminal : Federico Lacroze.
Claro, qué tonto, debí aclarar antes lo que ahora ya es obvio. Ese destino burlón, hijo de mil putas, que nunca consigo que se ría mirando hacia otro lado, quiso que yo estuviese en un vagón, y ella en el de la formación contraria, sentados justo uno frente al otro, ventanillas de por medio, a escasos metros de distancia.
Esta pesadilla no me abandona, e incluso desde hace ya algunos años, abordo el convoy en la misma estación, el mismo día, a la misma hora, sentándome en el mismo asiento que aquélla noche, buscando desesperado a quien por segunda vez, en forma inexplicable, dejé que partiera para siempre.
Ahora vivo cada día de mi vida más angustiado que antes, pero eso sí, por las dudas, ya me aprendí de memoria todos los trucos de Marcel Marceau.
NOTA DEL AUTOR: Puede que se comprenda mejor ahora, la poesía anterior de una estrofa, escrita por supuesto, luego que renuncié a mis vanos intentos de vencer al destino.
8 Comments:
uhm
mira esas cosas osn duras y novelescas, por eso son duras de vivir
pero suceden
finalmente tal vez vuelvan
o tal vez no
considero que al final siempre aparece alguien más
otra luz
trata de buscar por otros mediso y rutas
o no busques
cosas llegan y cosas se van
gracias por tu visita, estaré viniendo a verte tb
lun dic 12, 03:25:00 a. m. 2005
Hola hetsah:qué grata visita,realmente me pone my contento. Se agradecen tus comentarios y el canto a la esperanza que me dejas escuchar.
Hasta un próximo encuentro...
lun dic 12, 08:28:00 a. m. 2005
AnaMaría: muy valiosos tus comentarios, e interesantíma tu conclusión ante un hehco similar al narrado. Iré a buscar esa historia en en tu valioso blog.
Te confieso, en honor de verdad, que ésta ha sido una idea que siempre me obsesionó, si ocurriera de verdad,y gracias a este medio por primera vez la pude plasmar, así como la has leído. Un besito...
lun dic 12, 08:32:00 a. m. 2005
javi, bienvanida a bordo !!!!
Me encanta esta agradable y sorpresiva visita, contándome algo tan gratificante.
Me alegra que hayas protaganizado en tu vida, una historia con un final tan feliz.
Has visto que cuando he hablaod d elas coincidencias con el título
"LAS SIMILITUDES CAUSALES", es sorprendente verificar que esos fenómenos existen y me alegra de compartirlos con gente tan agradable como tu y el resto de mis distinguidas visitantes desde allende la cordillera.
Un besito
mar dic 13, 09:53:00 p. m. 2005
Soy una convencida que las casualidades no existen. Es la causalidad lo que nos embarga. Sólo que nosotros no vemos esa concatenación de causas y nos parece obra del azar.
¿Quién causa? Tal vez Dios, alguna fuerza sobrenatural, no lo sé a ciencia cierta pero sí estoy segura de que toda existencia esta pensada, como una jugada de ajedrez.
dom dic 18, 08:29:00 a. m. 2005
¿Destino, casualidad, nosotros mismos que lo tejemos a través de nuestros actos?... es un misterio que es mejor no escudriñar. Pero de algo si estoy bien segura, es que Dios nos da la vida y lo que hagamos de ella, depende mucho de nosotros y de ese mundo que nos rodea, y que muchas veces, por más que nos esforcemos por alcanzar y tener ese amor que tanto anhelamos, el mundo se encarga de quitarnoslo, utilizando las peores armas que puedan existir. Y cuando menos lo esperamos, llega el dolor, llega la tristeza infinita, se rompe la copa de cristal en mil pedazos y dificil es repararla después... y al final, sólo existe un ser que nos ayuda y nos conforta: Dios. ¿Destino, casualidad? no lo sé... ni me atrevo a discutir sobre este tema.
dom dic 18, 09:08:00 a. m. 2005
Querida laura:
muy interesante tu reflexión, y aunque te parezca mentira, yo esperaba que alguien utilice el término causalidad.
No lo quise hacer yo para no resultar osecuente en mis propias reflexiones.
Me alegra hallar contigo una coincidencia más también, y es esot del destino ya prefijado.
No he avanzado invesitgando aún ese fenómeno que es parte de nuestra realidad, por eso hasta aquí llega mi comentario, y gracias porel tuyo
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Querida Amy:
respeto profundamente tus convicciones y desde luego acepto que no sea para ti un tema que se preste a discusión.
Coincidimos en nuestras propias responsabildiades para que la vida pueda escribirse mejor para nostros o peor para otros y viceversa.
Querida amiga, luego de varias luchas en distintos aspectos, ya no puedo recoger más cristales rotos, pero te repito, que asumo la parte que me coprresponde, más llá de encinar ese fenómeno en este cuento que me alegra tanto que hayas leído.
dom dic 18, 02:28:00 p. m. 2005
Me conmovio esto del encuentro del SUBTE,tu dices que el destino esta escrito es verdad pero sabes una cosa, cuando quedan materias pendientes siempre el destino te da la oportunidad de volver a encontrarte para cerrar la pagina, a mi me paso, despues de 20 años yo chilena viviendo en BS.AS, el chileno viviendo en SAO PAULO, nos encontramos en la calle Florida un dia Sabado en la mañana.,la historia alguna vez te la contare.
Un abrazo Luunna
mié ene 25, 04:37:00 p. m. 2006
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