EL RUMBO ERRADO

A quién reclamar lo adeudado por el tiempo
que inexorablemente ha marcado su paso en el alma
dejando el surco de ese adiós nunca esperado,
de las caricias esfumadas, y esa mirada que obstinadamente
sigo buscando en las tardes del otoño de mi vida.
Qué referente tomar para medir los valores hoy ausentes
y aferrarme a la ilusión de procurar llenar los espacios
que dejaste libres, donde sólo cabe el volúmen de un suspiro.
A quién narrar el absolutismo de tu pasión
que irremediablemente esclavizó mis recuerdos
para siempre, inundó mis poros con tu aliento,
y sólo el pronunciar tu nombre produjo una nueva y diferente

dimensión, en el territorio de cada uno de mis 7 sentidos.
Busco en ellos obstinadamente qué ha quedado después de ti
y sabes, son más de diez años, tanto tiempo, una eternidad
en que los libros no reflejan como existencias nada más que instintos,
los más primarios e indispensables para poder deambular sin rumbos
sin matices, sin una mano que de verdad se pose sobre la piel
sin mirar el reloj que fríamente marca el fin de lo pactado.
Dónde presento el balance que me ha quedado, la nada,
si el vacío es el único capital que sigo negociando con la vida.
Cómo obtener frutos al menos de los recuerdos,
para dejar testimonio como en un confesionario
que hubo alguien que alguna vez era como la luz brillante de un faro
que me señalaba la mejor ruta cuando la oscuridad me atormentaba.

Qué increíble, parece un milagro, sí, al fin, puedo divisarte desde lejos.
como si te hubiera estado llamando con mis recuerdos en este instante
en que la oscuridad se va haciendo cada vez más profunda en este otoño.
No, no te asomes, estás muy en lo alto , ya veo la luz, no preciso más señales,
hacia allí dirijo mi barco, ya me enceguecen esas lámparas.
Los milagros existen , claro que sí, a pesar de esos nubarrones temibles que vuelan
como cuervos sobre mi cabeza, mi proa ya está enfilada nuevamente hacia tu ser,
donde como tanto lo he añorado, me obsequiarás la paz de tu existencia, el rumbo ya está marcado.

A pesar de las ilusiones del cansado navegante, los cuervos cumplieron con su designio; pero al menos tuvo tiempo para arrojar un mensaje al mar embravecido en una de las últimas botellas que le quedaban a bordo.
Yo lo recogí hace una semana ya, en la orilla de un océano remoto, y quise compartirlo con ustedes.
Bueno, ya he transcripto antes, todo lo que iba escribiendo en su libro de a bordo el viejo Demetrio, hasta que con mano algo temblorosa, describió su propio apocalipsis.

Y decía –Ya no puedo luchar con esa alfombra oceánica, que de pronto en medio de una tempestad que debí haber previsto, se elevó como un arco iris de agua gigantesco, para cubrir mi barco como el ala de uno de los siete jinetes.
Veo que el faro también está por derrumbarse, y no puedo saber si era ella realmente quien estaba allí, encendiendo sus luces, tal vez fue tan sólo una visión.
Me estoy perdiendo lo que me queda de vida, tanto como ese abrazo que busqué en un rumbo equivocado, el arco iris de agua es gigantesco, pero al menos el intento valió la - - - -
Nada más se pudo leer, pero recuerdo los artículos en los periódicos de hace unos días: “Dos personas fueron encontradas a gran distancia del faro quebrado en dos, que. exsistió en una desconocida costa.
Estaban muy cerca el uno del otro, casi inexplicablemente.”

Según las noticias, eran el de un hombre maduro, y el de un hermosa mujer.

FERNANDO, EL NAVEGANTE DE MARES, RÍOS Y SUEÑOS...