UN BAR PLAGADO DE ENERGIAS
Desde el humo del café surgió aquel duende,
y merced a sus poderes, la ubicó frente a mi,
soslayamos nuestro asombro ante el milagro,
pues un fatuo big ban entrelazó las miradas.
No lograba narrarme los caminos recorridos,
su voz se percibía como melodías apaisadas,
mas aún sin poder descifrar sus expresiones,
me conmovió tan sólo, por su afán de responder.
Tantas preguntas me acuciaban, muchas desbordaron
como un manto ocre de recuerdos, sobre el mar,
y nos vimos a su vera, dentro del humo, muy juntos,
su figura entre mis manos, y el fuego de caricias, otra vez.
Todo giraba alrededor, como en un caleidoscopio,
y brillaban en fluo, las armonías de momentos felices,
mas no logramos dominar el tiempo circular, implacable,
que se explayara, hasta que Zoebius nos abandonó.
Y totalmente absorto ante la inesperada felicidad vivida,
ahora, la transparencia habitual de la nada en mi ser,
ya no me atormenta como una ironía del destino,
aunque la causalidad, me impidiera gritarle: no me dejes !!.
FERNANDO, EL NAVEGANTE DE MARES, RIOS Y SUEÑOS